En este artículo hablamos de forma muy general sobre el algoritmo de Google y sobre qué es el Colibrí. No lo hemos escrito pensando en profesionales SEO ni programadores de webs, que a estas alturas ya sabrán todo lo que se puede saber sobre los cambios en Google.
Lo hemos escrito pensando en personas, profesionales y empresas que tienen una página web, y quieren tener una información general sobre los cambios que pueden venir en los próximos meses.
¿Algoritmo, Colibrí, SEO…? Si lo único que has entendido de la entradilla es “Google” (y gracias), este post es para ti. Puede que no sepas qué es el algoritmo de Google, pero sus efectos los sientes cada día.
¿Qué es el algoritmo de Google?
Brevemente: es la fórmula que utiliza el buscador para clasificar los millones de resultados que obtiene al hacer una búsqueda, y presentarte los 10 que supuestamente contestarán mejor tu consulta.
Así que para la web de tu empresa, el algoritmo de Google es muy importante, porque es el que determina que estés más arriba o más abajo en los resultados, y como consecuencia, que tengas más o menos visitas en tu página web (y con las visitas, clientes).
La presencia en la primera página de Google, sobre todo en las posiciones 1 a 3, es tan importante que generalmente se dice que “Si no estás en la primera página no existes”.
¿Cómo funciona el buscador Google?
Antes de entender qué es el Colibrí, tenemos que entender cómo funcionan Google y el resto de buscadores (a excepción, quizá, de Wolfram Alpha).
Actualmente, los buscadores funcionan esencialmente por exactitud en la búsqueda. O sea, si tu buscas “taller de coches en Madrid”, el buscador compila todas las páginas web que contienen estas palabras, ya sea en el texto escrito, en el texto relacionado con las imágenes, en las etiquetas para los buscadores, en la URL, en otras páginas web que enlazan con la nuestra con esas mismas palabras, etc.
Cuando tiene la lista de resultados (millones normalmente), tiene que ordenarlos por relevancia. Ahí es donde entra en juego el algoritmo de Google: en función de la calidad del sitio, de los enlaces entrantes, de la velocidad de carga, de tus propias preferencias como usuario (localización, gustos, etc.) y un largo etcétera de variables, te presenta los resultados.
Sí… Todo esto ocurre en menos de un segundo, pero así es como funciona el buscador.
¿Cada cuánto tiempo cambia el algoritmo de Google?
Pues aunque te parezca mentira que haya tanto movimiento detrás de Google, muchas fuentes hablan de pequeñas modificaciones cada pocas horas. Claro que son pequeños ajustes que apenas afectan al posicionamiento de tu página web.
Cada cierto tiempo, complementa estos pequeños ajustes con cambios más profundos. Por ejemplo, entre finales de 2011 y principios del 2012 Google hizo un gran cambio (conocido como el Pingüino), que modificó por completo el tratamiento de los enlaces entrantes a una página web.
Esos cambios profundos son los más “temidos” por los SEOs (profesionales que se dedican a optimizar una web para mejorar su posicionamiento natural), porque pueden cambiar las reglas del juego completamente. Sobre todo aquellos sitios que se dedican a hacer “trampas”, pueden resultar muy penalizados al aplicarse alguno de estos cambios profundos del algoritmo.
Colibrí… ¿Qué ha cambiado esta vez?
Pues el cambio que se anunció hace unos días desde la propia dirección de Google no es un cambio en las reglas del juego para penalizar a los tramposos, como ocurrió con el Panda o el Pingüino. Se trata más bien de una remodelación total del buscador para intentar llevar la web a su próxima evolución: la web semántica.
Ya hablamos sobre los primeros pasos en este tema hace un tiempo en nuestro blog, pero te recordamos de qué trata esto.
Como aplicábamos antes, Google funciona principalmente por exactitud en la búsqueda. Pero con la web semántica, lo que se busca es que el buscador te entienda y te dé una respuesta a tu duda. Y que no sólo te dé las respuestas “exactas” sino que reconozca sinónimos y palabras relacionadas.
Parece una tontería, pero llegar a ese punto realmente es muy complicado. Se trata de que las máquinas dejen de actuar como robots, y tengan inteligencia propia: que entiendan el lenguaje y ofrezcan una respuesta, igual que haríamos cualquiera de nosotros ante la cuestión.
Por ejemplo, siguiendo con el ejemplo de antes, en lugar de buscar “taller de coches en Madrid”, si tu hablaras con una persona probablemente le dirías “no me arranca el coche” o “tengo que cambiar la batería”. Tu interlocutor automáticamente te respondería “puedes ir al taller X que es de confianza” o “¿por qué no llamas a la grúa o a tu seguro?”. A una persona no hay que decirle dónde estás (Madrid), ni qué necesitas (taller de coches), porque procesa la información (arranca, coche, batería) y saca conclusiones (taller, grúa, seguro).
Pues eso es lo que persiguen desde Google. Que hablemos con él sobre nuestras necesidades, y ellos nos ofrezcan soluciones como respuesta. La mayoría de empresas tecnológicas se encaminan hacia esa evolución. Por ejemplo, el Siri de Apple también tiene ese objetivo, que logra con más o menos éxito.
Para implementar este cambio en su forma de trabajar, en su navegador (Chrome) ya hace tiempo que se incluye la función de búsqueda por voz, ya que una parte de esta evolución será “hablar” con los dispositivos (ordenadores, tablets, móviles, gafas, relojes…) en vez de “escribirles”: al hablar construimos las frases de forma diferente, y no escatimamos palabras como sí hacemos al escribir.
Sí, ahora nos parece ridículo hablar con una máquina. Pero hace 15 años nos daba vergüenza hablar por el móvil en el autobús y mira ahora ;).
¿Cómo afectará Colibrí a mi página web?
Ahora que ya sabes de qué va todo esto del algoritmo de Google, llega la pregunta del millón, la que de verdad te importa como profesional: ¿Cómo afectará este cambio a MI página web? Pues tenemos una noticia buena y una regular.
La regular primero: no lo sabemos a ciencia cierta. Habrá que ver cómo evoluciona, qué otros cambios en el algoritmo se van introduciendo para perfeccionar la tecnología (por ejemplo, el peso de Google+ para potenciar las recomendaciones) y, especialmente, si cala entre los usuarios este cambio. Parece ser que sí nos acostumbraremos una vez que funcione al 100%, puesto que es un cambio hacia la naturalidad… Pero aún hay que verlo.
Y ahora la buena: no se esperan grandes cambios en el posicionamiento de las páginas web. Como siempre, los que han ido haciendo bien su trabajo, creciendo a base de enlaces naturales, contenido de calidad (original, bien estructurado, bien escrito y realmente relacionado con su sector) y una buena comunidad social, no deberían resultar muy afectados por estos cambios. Más bien al contrario, las webs que se preocupan por ofrecer calidad, podrían resultar beneficiadas.
Por lo que parece, sí que podría mejorar bastante la visibilidad de contenido específico (lo que llamamos búsquedas «Long Tail»), mejorando el posicionamiento de sitios web muy bien estructurados en su contenido, y que no generalizan (por ejemplo, aquellos que dedican una página para explicar cada servicio que ofrecen, en lugar de tener una única página de Servicios con texto genérico).
Ahora bien, si en algún momento llegamos a la verdadera web semántica, a hablar con las máquinas (¿con nuestras Google Glass?), quizá el panorama haya dado tal vuelco, que Internet tal y como lo conocemos ahora sea totalmente diferente… Habrá que esperar y estar al tanto.
Y ahora, un poquito de autobombo… Aprovechamos para rescatar un post de hace unas semanas sobre el SEO, por si no lo leíste: ¿Ha muerto el SEO?
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